12 de julio de 2013

SNAP BACK TO REALITY




A mi hasta que no me da el peor de los bajones no soy capaz de resucitar. En realidad simpre es más de los mismo. 2 ó 3 veces de experiencia, mismos síntomas, gritos de desesperación que no llegan a salir de mi boca. Sé que todo sería más fácil si contara mis mierdas y lo que pasa por esta cabeza.

Aún así yo a lo mío, voy gritando pero nadie lo oye o a nadie le importa. Que también esa es otra.
Doy vueltas, de aquí a allá, vuelvo, retrocedo, no miro en frente. No me cruzo con quien deseo ver.

Ahora todo vuelve al mismo caos. Un snapback to reality en toda regla y que la gravedad vaya donde quiera. En realidad no todo sería tan malo si no me muriera de ganas por ver una cara. Esa cara. Y no otra. La misma que parece no haber roto nunca un plato. Esa cara que me miraba un verano pasado. La que no tenía miedo a nada.

Finalmente termina otro curso más con otra mudanza que va a mis pesares. Una mudanza sin nuevo hogar. Simplemente una vuelta a la realidad y a ver que viene nuevo. Lo que sea pero que me pille con una copa de bourbon en la mano.


8 de julio de 2013

WHO CARES


Me caigo, me levanto, me derrumbo y asi unas mil veces más. No sé cuándo esto pareció volverse en rutina.
Todo comienza con un sábado de huída a ninguna parte concreta. Me pongo a caminar y pierdo el norte. Ando hasta donde las piernas aguanten. Veo una señal que indica que estoy a un kilómetro y paro. Respiro. Pienso. Me doy la vuelta. No quiero llegar a ninguna parte. Las montañas me parecen infinitas. No quiero pensar pero sin embargo no puedo parar de pensar una y otra vez en todas las barbarides cometidas a lo largo de la vida. Es una huída de mí misma.
Como pasa con todas las huídas, toca volver. No quiero, mis piernas no aguntan más, el calor me quema, busco un banco inexistente y sigo caminando con la respiración cada vez más forzada.
Cada minuto que pasa más insistemente quiero llegar a casa. Definitivamente lo necesito.

Los domingos fuera de casa me parecen terribles. Y el resto de los días también pero aún así hago un esfuerzo para sobrepasarlos. Desde que me desperté sabía que no iba a ser un buen día. Otra vez toca huída. Algo de mi quiere marcharse, no sé a donde, simplemente quiere caminar. Tal vez haya un mejor lugar. Quién sabe.

Y todo se repite una y otra vez pero a quién le importa.