9 de agosto de 2011

ISLAS CIES




Hace unas semanas estuve en Vigo de vacaciones y hubo algo que, durante todos los días que fui a cualquiera de las playas, me sorprendió: las gaviotas.
No el animal en sí, porque no era la primera vez que veía una, de pequeña fui a un zoo. Me refiero más a la convivencia con ellas.
El primer día me quedé muy pillada al ver que nadie parecía inmutarse cuando pasaban a ras de su toalla. Yo no podía evitar pensar que son animales carroñeros pero que también se alimentan de comida viva. No sé, tal vez es mi imaginación, pero supon que un día a una se la va la cabeza y empieza a picar a alguien. Estos animales van en manada siempre. No sé la posibilidad de que ésto ocurra, pero seguro que la hay y el resultado será espantoso.
Total que si ésto ya me rondaba la cabeza, el día que fui a las Islas Cíes, me terminó aterrando más. Estas tres fotos que he puesto son de allí. Reconozco que es uno de los sitios más preciosos que he visto. Tal vez falla el tanto turismo, porque al final si quieres estar en intimidad no lo consigues. Y esto es lo que pasó, fuimos a dar una pequeña vuelta, sin buscar realmente un lugar solitario, pero queríamos estar un poco lejos del jaleo turista. Caminando y caminando, nos salimos de un camino y dimos a la playa que veis en la primera y segunda foto. La playa era prohibida, no lo sabíamos. Pero entendimos por qué. Tenía bastante lodo y estaba llena de gaviotas. Era como un pequeño hábitat.
Creo que el momento en el que tuve que pasar entre ellas, porque no podíamos dar la vuelta, fue el peor momento que he pasado en mucho tiempo. No quiero entrar en detalles de lo que vi, pero vuelvo a recordaros una cosa: son carroñeras.

Hasta aquí mis anécdotas de este viaje por hoy. Tal vez, otro día cuente algo de nuestro alojamiento.

3 de agosto de 2011

VIGO


Llevo unos días, mejor dicho un largo tiempo, mal conmigo misma por diversas causas como altibajos emocionales, rupturas, distanciamientos con bastantes personas, y un sin fin de cosas... pero a pesar de ello, nunca he tratado de culpar a nadie de lo que (me) ha ocurrido. Jamás. Las cosas son como son, y no debería darlas más vueltas. Por muy injustas que considere que sean.
Me fui de vacaciones, disfruté de unos días desconectada de ciertas cosas, pero cuando volví volvieron a salir a flote más rápido que nunca.
La idea de abandonar, de irme, me viene rodando la cabeza hace tiempo. Y me veo capaz de hacerlo si quiero, pero pienso, huir no te aleja del problema. Sólo es esconderlo.
Asi que tras unas cuantas largas charlas sobre ello con alguien, voy a tratar de seguir su consejo. Voy a intentar ser más positiva, intentaré dejar de tener miedo a que me conozcan como soy y dejaré de tener problemas a la hora de hablar de las cosas que me afectan.