10 de julio de 2011

CAMPO GRANDE


Estación de Campo Grande, Valladolid

Son incalculables las veces que este año he pasado por esta estación pero durante los cinco minutos que se para el tren siempre tengo la misma tentación de parar ahí mismo mi viaje. Reconozco mi relación de amor-odio, más de uno que de lo otro con Pucela, pero su estación me crea una sensación única.
El tren nos hace llegar tan lentamente a ella que incluso nos permite observar detalladamente cada edificio y muro. Es como esas atracciones de algunos parques en las que tienes que ir descubriendo la escena con la mirada.
Se incorporta gente nueva en los asientos que ya han quedado libres, pero no puedo evitar mantener fija mi mirada en la ventanilla.
Luego, una vez que vuelve avanzar su trayectoria, los vagones se cuelan entre edificios enladrillados y ruinosos que recuerdan a suburvios de película. Es como si en su parada dividiera la ciudad en dos partes que poco tienen que ver entre ellas.

Tal vez algún día me baje pero hasta entonces lo volveré a mirar todo desde dentro una y otra vez.

1 comentario:

  1. Recuerda que todo se ve distinto desde dentro. Un punto de vista diferente no suele venir mal. Y quizá hasta tu primera impresión da un giro radical de 360 grados.
    Un beso!

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